Es lo que hay. Toca escoger. |
Pero a veces, sobre todo últimamente, me pregunto si no habría sido mejor lo de la metralleta.
(Hace cosa de un año me encontré a un compañero de la EGB que me echó en cara ser el único de la pandilla que aún no se había unido al grupo de Facebook de nuestra promoción).
(No creo que mi respuesta le gustase un huevo).
(Pero que Sara Sampaio me cierre para siempre su corazoncito si no es la que se merecía).
(«Joder, hombre, tiene que ser una puta broma. ¿Insinúas que seguís vivos? ¿TODOS?»)Recuerdo muy bien el día en que fui a ver Batman v Supermán: Dawn of Justice. Un amigo y yo habíamos quedado ex profeso para verla y, después de almorzar cualquier mierda en un restaurante de comida ráp... ¡No, coño, no te abras las venas!; no voy a marearte otra vez con mis impresiones acerca de lo difícil que es rodar una película de superhéroes y de lo fácil que es hacerlo realmente mal (si quieres refrescar esa información, métete esto y esto en vena); voy a contarte una experiencia personal. ¡Insensible!
«Pues yo no creo que vaya a verla. En Rotten Tomatoes le dan una puntuación de mierda. Dicen que Zack Snyder la ha vuelto a cagar. Que es la peor peli DC que se ha rodado jamás».Nos hundió en la miseria.
(Aaaaah, Sucker Punch, la prueba de que se puede rodar una película entretenidísima sin ningún guión en absoluto y de que las fantasías de violación no parecen tan degradantes si les metes mucho CGI).
La verdad es que la imagen no requiere pie de foto. |
(Estábamos tan deprimidos que ni siquiera nos acordábamos de esto).
(Ni de esto).
(«La peor peli DC que se ha rodado jamás.» ¡Mis cojones!)
Al menos el buga era guapo. |
Después de la media hora de rigor de anuncios de mierda a todo volumen, automamadas de la cadena de multicines y tráilers de películas de Warner que nos importaban un coño y no teníamos la más mínima intención de ver, empezó la proyección.
Y empezó mal. De nuevo, la historia de orígenes de Batman. De nuevo el Callejón del Crímen, el carterista, Martha y Thomas Wayne asesinados vilmente delante de su hijo Bruce, las putas perlas cayendo al suelo. ¡Y encima en puta cámara lenta Snyder-style y con puta voice over!
Y algo se transforma dentro de mí.
Porque veo ese plano y no me digo a mí mismo, «¡hostia, Ben Affleck!», y ni siquiera «¡hostia, Ben Affleck haciendo de Bruce Wayne!»
Dije, repito, «¡Hostia, Bruce Wayne!»
Ben Affleck, y creo que nadie le ha concedido el crédito que merece por ello, interpreta no a uno, sino a varios personajes en BvS. Interpreta a Bruce Wayne, playboy disoluto, epicúreo y multimillonario; pero también a Bruce Wayne, empresario preocupado por el destino de sus empleados, que no duda en volar a Metrópolis en la peor crisis de Estados Unidos desde el 11-S, por si puede ponerlos a salvo; y también a Batman, vigilante enmascarado, y a Batman disfrazado de Bruce Wayne e investigando a sospechosos a los que Bruce, pero no Batman, tiene acceso.
En ese primer plano, Ben Affleck encarna a Bruce Wayne, un simple hombre que por primera vez en su vida se enfrenta a algo que supera toda medida humana. Frente a sus ojos, dos dioses libran una batalla. No hay nada que Bruce o Batman puedan hacer al respecto. Como Bruce, como Batman, el hombre que se baja del helicóptero de Industrias Wayne ha enfrentado retos aparentemente insuperables, pero este duelo que tiene lugar ante él sucede a una escala diferente. Fuera del alcance de un simple mortal.
Luego se sube al Jeep y se transforma en Batman disfrazado de Bruce Wayne. Batman, que, como hacen los héroes, corre hacia el peligro en vez de alejarse de él. De no ser porque la acción transcurre de día y Bruce, vestido de civil, conduce un Renegade, no el Batmóvil, podría ser Batman camino de una nueva misión.
Ben Affleck se bajó de ese puto helicóptero, pero yo no lo vi. Vi a Bruce Wayne.
No me preguntéis cómo ni por qué, dado que yo tenía las defensas en DEFCON 1 y mi capacidad de tolerancia por los suelos (conviene recordar que Ben Affleck es uno de los responsables de haber jodido la franquicia de Daredevil en sus orígenes, hasta que llegó Netflix al rescate). No me preguntéis cómo ni por qué; llamadlo «la magia del cine», si queréis, pero cuando Ben Affleck se bajó del helicóptero yo vi a Bruce Wayne.
Y no dejé de verlo en todo el metraje. Salvo cuando Bruce Wayne desaparecía y aparecía Batman (algunas veces, asomando solo la patita, como en los primeros segundos de este vídeo).
Y bueno, en el ya icónico rescate de Martha Kent, vi al Batman que siempre había querido ver en el cine.
Se está rifando una empanada de hostias. |
¡Yeeeeeeeeeeeeeeeeeaaaaaaaaaah! |
Batman repartiendo bat-estopa. |
Ese Batman que le saca la mierda a hostias al todopoderoso Supermán y le hace sentir miedo por primera vez en su superhumana vida. «Breathe it in. It's fear».
¡Te reviento! |
De ella. |
Pues eso. |
(Aquí pegué un gruñido de ongarután).
(Acababa de correrme. Otra vez).
Y al llegar aquí me recorrí. |
Yeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeees! |
¡Y de qué manera! |
«¡Y yo que tenía miedo de que esto fuese demasiado fácil!» |
Diana a punto de curtir vivo al puto feto de Doomsday. |
Gal Gadot no se le parece, ni puñetera falta que le hace. |
(Pero que conste que la verdadera heroína de Batman v Supermán es esa mujer, ¿tal vez profesora?, que, en medio del mondongo, con toda la mierda chunguísima que está pasando a su alrededor, tiene la sangre fría de reunir a sus elementos y ponerlos fuera de peligro).En cuanto a Supermán, y aunque él y lo que su mera existencia implica para la humanidad son el centro de la trama, aunque el debate acerca de cómo podemos convivir con un ser virtualmente invulnerable y todopoderoso, de si debemos o tenemos derecho a exigirle que se someta a nuestras leyes e instituciones, y si estamos capacitados para tomar medidas al respecto en caso de que se niegue; aunque este debate, apenas esbozado y vilmente desaprovechado en la película, podría haber dado mucho juego, durante la mayor parte del metraje el Último Hijo de Kryptón está ausente, por decir algo, e incluso rompe con la humanidad y se va a patearse las montañas, donde, como un peyotero kiowa, tiene una visión inexplicada e inexplicable del difunto Jonathan Kent, y oye otra de sus batallitas del abuelo Cebolleta.
(El Jonathan Kent que, en Man of Steel, recrimina a su hijo haberse expuesto a desvelar sus poderes cuando salvó a sus compañeros de cole de morir ahogados).
(¿Es éste Jonathan Kent? ¿El que, entre descubrir su secreto o dejar morir a treinta críos, le dice a su hijo que debería haber optado por lo segundo?)
«Cuando dudes, es que no hay duda: ¡MUERTE!» |
Este día lloré. Sin coñas. |
(Y por eso dije antes que Henry Cavill es en esta película muy Clark Kent pero solo un poco Supermán).Pese a sus muchos defectos, las dos horas y media de BvS se me hicieron cortas. Me pasé toda la sesión como un guaje de nueve años y salí del cine flotando en una nube. Dawn of Justice me gustó tanto que me compré el Blu-Ray y ya me lo he visto varias veces. Y más que volveré a verlo, a poco que me acompañe la salud. Joder, si es que lo tiene todo para ser mi película de superhéroes favorita: Batman, Supermán y Wonder Woman por fin reunidos; la batcueva más chula de la historia, ¡con un monumento a un Robin asesinado, como debe ser! (aunque, ya puestos, eché de menos el penique gigante y el T-Rex robot; y es que no se pude tener contentos a todos los fans), un batmóvil de cágate lorito, el Batman más paranoico y amargado ever y la mejor pelea del Caballero Oscuro jamás rodada.
Sí, ya sé que se me nota. ¡Si no he hecho nada para ocultarlo y lo he confesado en los primeros párrafos de esta entrada!: me gusta Batman v Supermán.
Lo cual no quiere decir que sea una buena película.
Para nada.
Batman v Supermán está rodada con el puto culo, a partir de un argumento de mierda, unos personajes desfigurados y lastrada por una pachorra narrativa injustificable.
BvS es tan mala (a pesar de lo mucho que me gustó) que hasta una mala actriz como Jessica Alb... perdón, que me voy al artículo anterior; BvS es tan mala, decía, que el pobre Dave Gibbons se ha sentido obligado a pedir perdón por su contribución a la atmósfera nihilista y siniestra de Watchmen, de la cual beben las pelis de superhéroes de Zack Snyder, Dawn of Justice entre ellas.
Supermán asesinando gente. ¡Hurra! |
Zack Snyder.
El mismo omnipotente Zack Snyder a quien Warner permitió estrenar en cines un mastodonte de dos horas y media al que le faltaban otros treinta minutos de metraje para ser medianamente legible. Ése Zack Snyder que, dos años después de su decepcionante BvS, y menos de un año después de la catástrofe de Justice League, sigue obsesionado con explicarnos cada plano de Batman v Supermán.
Sí. Eso mismo. Un director de cine que tiene necesidad de explicarnos qué quiso decir en realidad cuando rodó tal escena. Como Pollock, intentando hacernos ver lo geniales que eran sus truños de pintamonas.
Batman v Supermán. |
Anda, defendedme de nuevo a Zack Snyder. Venga. Defendedme a ese genio del cine que no sabe desarrollar un puto argumento ni en tres horas de película y feliz de haber convertido a Supermán en un sicario.
Ese genio que tenía la oportunidad de mostrarnos la cara y la cruz de los superhéroes, que podría haber sacado partido a los extremos representados por Batman y Supermán y a las posibilidades dramáticas que sus personalidades opuestas y enfrentadas filosofías le ofrecía. Supermán, la luz, el optimista, el inocente, el humanista comprometido con su misión de faro moral, decidido a guiar con su ejemplo a la civilización hasta la cúspide de sus más elevados valores; Batman, la oscuridad, el amargado, el justiciero lleno de resentimiento y cólera con el mundo que fracasó en proteger su inocencia, el nihilista con fantasías autodestructivas e infinita sensación de culpabilidad por haber sobrevivido a sus padres, la figura ominosa que no es sino un niño incapaz de superar el asesinato de sus progenitores y que combate su dolor dirigiéndolo hacia sus enemigos.
¿Qué podría haber sacado de esa dinámica un director diferente, no tan obsesionado con el acabado formal (siempre que sea sombrío, deprimente y turbio) y más preocupado por su historia y sus personajes?
Nunca lo sabremos.
Batman v Supermán me gustó. Mucho. La Ultimate Edition, más incluso que la versión cinematográfica. Creo que con esta declaración (y la cerrada defensa que he hecho de la película en esta entrada de Paratroopers) es suficiente para que todos los haters que la pusieron a pan pedir cojan número para comerme la polla.
Pero BvS me gustó a pesar de Zack Snyder (claramente un cineasta inepto, un estilista, no un narrador de historias, y Sucker Punch es la mejor prueba de ello) y no gracias a él.
(Y empiezo a preguntarme si no tendré precisamente el mismo problema con 300 y Watchmen).
Zack Snyder hizo todo lo humanamente posible para que yo aborreciese Batman v Supermán.
(Nota al pie: los fans de Zack Snyder también pueden ir pidiendo vez mientras me saco el carallo).Me complace poder decir que fracasó.
Y en este punto me alineo con la mayoría de los espectadores que dejaron sus dineros en la taquilla y su opinión en Rotten Tomatoes, pues, aunque BvS no llegó a los mil millones en cines, aunque la puntuación de los críticos recopilada por dicha web es, efectivamente (y como los haters profesionales de twitter se recrean en apostillar), penosa, las valoraciones del público son mayoritariamente positivas. No clamorosamente, pero sí positivas. A seis de cada diez personas de las que vieron la película y dejaron su voto en la web de RT, parece haberles gustado Dawn of Justice, por más que le joda a cierta gente.
La prueba. Sin photoshop. |
¡77...! ¿Es una puta broma? |
(Y un 73% a la peor película de la franquicia Iron Man. Pero la peor con mucha diferencia, ¿eh? Y el que esto escribe se descubrió multiorgásmico durante la proyección de Iron Man y defenderá hasta su último aliento Iron Man 3).
WTF???????????????????? |
Necesitamos mil como ella. |
Me lo pregunto porque de niño escogí los libros y no la metralleta.
Y precisamente porque escogí los libros y no la metralleta, y Batman v Supermán y Justice League nos gustaron tanto, a mí y a otros (pese a los, insisto, innegables defectos de ambas cintas), me he lanzado a profanar la memoria del difunto Michael Cimino y escribir este análisis. Porque, digan lo que digan en Rotten Tomatoes, Thor: el mundo oscuro e Iron Man 2 no hay por donde cogerlas. Porque aún no he visto una buena película de Los 4 fantásticos. Porque ponerle riendas a los Michael Ciminos del mundo no puede pasar por reemplazar la creatividad y el talento por fórmulas prefabricadas (y además no funciona para hacer caja, como ha quedado demostrado), y porque quiero ver más veces en la pantalla grande al Caballero Oscuro, a la Matadioses y al Último Hijo de Kryptón: y ahora mismo esta posibilidad está amenazada como resultado de una conjunción de intrusismo, avaricia, malas decisiones creativas y, por encima de todo, desprecio absoluto al espectador e ignorancia supina acerca de lo que entraña construir una buena narración, ya sea en un guión de cine, un cómic o una novela (y de esto creo que entiendo un pelín, porque, como ya he dicho, además de escritor, algunos de mis mejores amigos son libros).
Así que me empeño en entender, o al menos intentarlo, qué cojones están haciendo mal en Warner/DC (y por extensión en Marvel, a veces). Aunque solo fuese para llegar a una idea informada de cómo podrían haberlo hecho mejor, o para explicarle un día, a todos mis amigos comiqueros, por qué seguimos sin tener largometraje de los 4 Fantásticos o por qué llevamos años sin ver en nuestras salas de cine una nueva película del DCU.
A ella también me gustaría explicárselo. Sin prisas. |
Sigue en la próxima entrega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ni SPAM ni Trolls, gracias. En ese aspecto, estamos más que servidos.