sábado, 6 de mayo de 2023

Cuando pides Bepis y en el PacoDonald's sólo tienen Conke


Alguna gente se está preguntando por qué ¡Shazam!: La furia de los dioses no ha funcionado en taquilla.

Se me ocurren tres motivos:

1. Guion perezoso y amateur.

2. Villanos de plastilina.

3. Personajes histriónicos y repelentes.

4. Argumento genérico y tedioso.

5. WhatTHEFuck?
(Vale, son cinco. Es que se me ocurrieron otros dos mientras escribía los tres primeros. No, no te preocupes. La presente entrada no va a ser tan larga como de costumbre).
Las entradas del Paratroopers a las que estás acostumbrado.

Indudablemente, y aunque no es un completo desastre, ¡Shazam!: La furia de los dioses se la ha arreado con todo el equipo. Y eso queda especialmente claro cuando el propio director, David F. Sandberg, sale en su Twitter diciendo que sí, que de acuerdo, que mea culpa y caga leyes y que la verdad es que ya empezaba a estar un poco hasta los cojones del género de superhéroes y que se va a hacer terror de nuevo, que es lo suyo y lo que toca.

¡Shazam!: La furia de los dioses es, incluso ateniéndonos a los esotéricos criterios contables de los estudios de cine, un fracaso:

La primera película costó en torno a los 100 milloncitos y recaudó casi 368 millones en la taquilla mundial con un primer fin de semana de más de 53 millones.

La secuela ha bordeado los 125 millones y se ha comido soberana hostia en taquilla, con un primer fin de semana de poco más de treinta millones.

El problema no es que a la gente no le haya gustado FOTG.

El problema es que, por los motivos que sean, la gente no ha ido a verla.

Y algunos de los que hemos ido a verla no sabemos aún qué coño hemos visto.

Agárrate de los cojones, amado lector, (o de su equivalente orgánique no binarie) que vienen espóilers.

La primera ¡Shazam! me gustó mucho, pese a su condición de subproducto maldito del Snyderverso (llegaron a decapitar a Supermán en la escena post-creditos para contar con el cameo del personaje sin tener que contratar a Henry Cavill, a la que la entonces directiva de Warner le tenía especial asco). Era una película complicada, que nadie había pedido, que tuvo varios recortes de metraje y reescrituras porque el fruto podrido de Zack Snyder estaba empezando ya a apestar como el ojete de Batman en esa escena de violación carcelaria que al director de Watchmen y 300 finalmente no le dejarán rodar y en WB querían seguir explotando, hasta donde pudieran, las películas que pertenecían a esa continuidad temática y narrativa, hoy apuntillada, pero al mismo tiempo distanciarse todo lo posible de ella.
Esto es una expresión de puro odio corporativo.

Vamos, nadar y guardar la ropa.

¡Shazam! navegaba aguas revueltas. Pisaba terreno fangoso. Era un proyecto de Snyder, a quien después de ver las cifras de su Justice League cuarteada, eviscerada, disecada y sodomizada por Joss Wedon, habían enseñado la puerta de servicio de Warner Bros., pero al mismo tiempo tenía un tono mucho más ligero, menos sórdido y deprimente que las películas del DCU en las que Zack Snyder se había implicado personalmente. Además, como historia de orígenes podía funcionar independientemente del proyecto de Snyder, del cual ya podemos decir que su Zackstice League representa su canto del cisne para los personajes de DC Cómics.

¡Shazam! lo tenía todo en contra pero funcionó. Incluso funcionó realmente bien, haciendo posible esta secuela que me ha dejado tan confuso que aún no sé si me da igual o me da lo mismo.
https://c.tenor.com/kbZaQLIox_EAAAAC/shazam-thumbs-up.gif
No puedo creer que FOTG tenga los mismos escritores que ¡Shazam! (sale Darren Lemke y entra Chris Morgan, pero todos los demás repiten). Que no es que sean unos hachas, ojo, que Morgan es el escritor de la casa para prácticamente toda la franquicia de Fast & Furious desde Tokyo Race, Lemke ha firmado, a cuatro o seis manos, desengaños como Jack el caza gigantes de 2013 o la tercera parte de Shrek, pero por lo menos en la primera película los escritores hicieron un trabajo medio decente.

Tan decente que en ¡Shazam! sabías lo que estabas viendo: Billy Batson (Asher Angel), un huérfano pelín problemático pero de buen corazón, obsesionado con encontrar a su madre, acaba en una la casa de los que deben de ser los únicos padres de acogida no-cabrones de Estados Unidos y recibe superpoderes de un mago moribundo. Billy debe ahora aprender a usar sus poderes y decidir si los emplea en beneficio propio o, como parte de su «viaje del héroe» y su transición de la adolescencia a la madurez, se consagra al servicio de los demás aunque ello le suponga sacrificar su propia conveniencia.

Había, hay, habrá, muchas cosas debatibles, mejorables o abiertamente mal hechas en la primera ¡Shazam!, pero al menos tenías claro lo que estabas viendo.

¿Alguien me puede explicar de qué coño va su secuela?

¿De las hijas de Atlas queriendo recuperar la vara del Mago para hacer un poco de paisajismo olímpico?

¿De lo chungo que es tener superpoderes y la pubertad al mismo tiempo?

¿De que tiran más dos tetas que dos carretas?

¿Que Gal Gadot está buena incluso cuando le ponen su jeta por ordenador
a una doble de cuerpo?
Aquí el cuerpo. La cabeza y la voz las añadieron después.

¿Que Helen Mirren merece mejores papeles?

Como X, de Ti West, que ya diseccionamos en 2022, Fury of the Gods va tachando ítems de una lista de «hacer película» sin tomarse el tiempo ni la molestia de crear una experiencia cinematográfica duradera. No es la sospechosa menos evidente de esta desidia autoral la evidencia de que FOTG cae en una tierra de nadie, a medio camino entre el ya desamortizado DCU de Zack Snyder, Walter Hamada y compañía y el nuevo y por llegar DCU de James Gunn y Peter Safran, que han hecho básicamente borrón y cuenta nueva de todo lo anterior (inane cameo de Henry Cavill en Black Adam aparte), puesto en un cordón sanitario el legado de Zack Snyder, retrasado estrenos, cancelado otros y bailado sobre la tumba del Snyderverso. Snyderverso que no había por donde cogerlo, siendo Wonder Woman y Aquaman  sus dos único títulos medio bien hechos.
(Pinchando aquí puedes leer nuestras reflexiones acerca de Black Adam).

El hecho de que esta película esté a medio camino entre el desastre y la nada, que sea el cuesco póstumo de una burra ya muerta y enterrada, que no comunique dos títulos esperadísimos del DCU, que no anticipe el plan de WB con sus franquicias de superhéroes para los próximos años, que no tenga padre ni madre, pueden explicar la paupérrima acogida de FOTG, similar a la que sufrió en su día Black Widow, pandemias y confinamientos obligatorios aparte. Al haber sido estrenada tras Endgame, cuando el personaje de Natasha Romanoff ya había muerto, BW perdió todo atractivo como título de transición entre la última buena película del MCU y la última película realmente buena del MCU (descontando Spiderman: No Way Home, que es de Sony y se apoya demasiado en la nostalgia y el hype freak para encubrir sus fallos).

Como Black Widow, ¡Shazam!: La furia de los dioses viene de un universo que ya no existe, que no va a tener continuidad y se dirige... ¿hacia dónde? Porque no sabemos si Zachary Levy o el personaje al que da vida tienen futuro en el nuevo proyecto cinematográfico de DC/WB. Eso debería ser suficiente para desalentar a buena parte de los posibles espectadores. ¿Por qué ir a ver una película de un personaje relativamente irrelevante y que, encima, no está inserto en una historia ni un contexto mayores, o si lo está no lo sabemos o no comprendemos cómo?
(Las lenguas viperinas sugieren que si la espantosa Capitana Insufrible tuvo tan buenas ventas de entradas fue porque era la película «de transición» entre Infinity War y Endgame. Yo diría que no trincas mil cien millones de dólares de pasta sólo por ese motivo, y que, si te dan lo mismo las profanaciones del canon, el guion malo, la repugnante propaganda misándrica y la pésima elección de actriz protagonista, como «buddy movie» CM no deja de funcionar bastante bien. Eso sí, su secuela tiene pinta de ser droja de la peor).

Pero, como hicimos al analizar Viuda Negra, aquí en el Paratroopers, bitácora presuntamente dedicada a la literatura, nos vamos a aferrar a las más evidentes rémoras de ¡Shazam!: Fury of the Gods, que son sus sangrantes problemas de pereza escritora. Y escojo usar la palabra «pereza» en vez de «ineptitud» porque en el poco probable supuesto de que los escritores de FOTG aprendan castellano y lean esta entrada, quiero que se sientan amonestados, no insultados, y participen en este diálogo pedagógico: de escritor a escritor.

Párrafo corto: en FOTG las cosas suceden porque sí cuando no suceden porque no.

El primer acto arranca con el robo en un museo y con la Shazamfamilia rescatando a los conductores de un puente colgante que se está esfurciando.

¿Por qué se hunde el puente? Porque sí. No se nos proporciona ningún contexto. Sucede porque tiene que suceder y punto. Pero ¿no podríais haber hecho que el puente lo hundiesen las hijas de Atlas, para tender una emboscada a Shazam y compañía, o al menos identificarlos? Claro. ¿Y por qué no lo habéis hecho? Porque sí, o sea porque no. ¿Por qué deberíamos temer por esa gente a la que los héroes salvan? Porque sí. Porque es gente y eso. No se nos da tiempo para conocer a las víctimas del accidente. No podemos individualizarlos ni empatizar con ellos. Son una masa de carne sacrificable que sólo sirve al fin de ser salvada por los protagonistas. ¿Qué es lo que no entiendes? ¿Qué pasa, que no has visto películas de superhéroes? En las películas de superhéroes la gente se pone en peligro y el héroe la salva. ¿Que por qué lo hace? Porque es el héroe y eso es lo que los héroes hacen.

Ya sabes que el héroe va a salvar a las personas en peligro. O al menos intentarlo. Ponle algún obstáculo para que el espectador empiece a temer que, ups, a lo mejor no los salva a todos, ayayayayay que ese cochecito de bebé no lo ha visto caer, ¡joder, hostia, que la abuela se mata! Dale alguna motivación para salvar a esas personas aparte de «es que me he vestido de gilipollas y eso es lo que hacemos los capullos enfundados en mallas de colores primarios». Que alguno de los PNJs tenga la clave para que la acción siga adelante. Que su novia o un amigo muy querido esté en alguno de esos coches. Ponme en peligro a Gwen Stacy, a Lois Lane, para que sepa que el héroe tiene algo que perder. ¿Lo que hacéis con Mary (la maravillosa y bellísima Grace Caroline Currey) cuando pierde los poderes en el aire y cae a plomo y Billy se lanza a rescatarla? Pues eso mismo.

¡Esos póóóóóóóóóóómulaaaaaaaaaarsf!

(Y, en una pirueta con doble mortal hacia atrás de esquizofrenia emocional, los medios de comunicación llaman a la Shazamfamilia «los fiascos de Filadelfia» porque aunque han sido capaces de salvar a las doscientas y pico largo de personas que, de no ser por ellos, habrían esmochado en el puente, no fueron capaces de impedir que el puente colapsase por entero. ¿Que por qué la gente de Filadelfia, contra lo que la franquicia de Rocky y la serie original de El príncipe de Bel Air nos han intentado hacer creer, son unos completos cabronazos desagradecidos en FOTG? Porque sí).
Nerd fact: este hombre iba a ser el Supermán de la Justice Leage de George Miller.

Freddy y su muleta están de vuelta en el instituto random, haciendo cosas random de alumno cojo random y choca, de manera aparentemente random con Anthea, personaje clave random en el argumento random. ¿No había otra manera de gestionar este encuentro entre el chico introvertido y nerd y la adolescente cañón (de seis mil años de edad pero al parecer todavía adolescente) que no hayamos visto ya cien mil veces bisiestas? Por supuesto que la había. ¿Por qué no se escribió esa escena de otra manera, entonces? Porque sí. Vale, entiendo que ese tropezón, de accidental no ha tenido nada, que Anthea, al menos al principio, sólo finge interés en Freddy y tal, pero, dejando de lado el hecho de que las motivaciones ocultas de un personaje sólo tienen verdadero valor narrativo si el público está al corriente de ellas ¿tiene que ser todo tan dolorosamente desganado y obvio? Sí. ¿Por qué? Porque sí. Oye, que yo he sido el chico introvertido y nerd de instituto y lo de que una maciza pubescente se parase a hablar conmigo sólo me sucedió una vez y fue para preguntarme si tenía fuego porque quería fumarse una truja. ¿De verdad no podríais haberos currado este encuentro de otra manera? Sí. ¿Y por qué no lo habéis hecho? Porque sí, o sea porque no.

¿Por qué, ahora que ya las malvadas hermanas han drenado los poderes de Freddy, Calipso mata al inofensivo profesor random que, por motivos random, sube a la azotea random? Porque sí. Porque es que es así de hija de puta y había que mostrarlo en pantalla. Pero si ya la hemos visto robar la vara del Mago y provocar una masacre en el museo, ¿con eso no era suficiente? No. ¿Por qué? Porque no. Y, ya puestos, ¿para qué coño se molestan las hijas de Atlas en soltar en el museo ese «virus del cabreo» si iban a matar a todo el mundo de todas formas? Porque sí.

¿Por qué Billy tiene ese sueño semi-erótico con Wonder Woman, gatillazo con la aparición del Mago incluido? Porque sí. Joder, ya tiene casi 18 años, no es como si estuviese sufriendo los primeros subidones de testosterona. ¿Tiene ese gag de comedia algún propósito, más allá de introducir el cameo de Diana de Themyscira al final de tercer acto? ¿Es una pregunta retórica? ¿Por qué lo preguntas? Porque sí.
(Hum. La cabeza de Djimon Hounsou en el cuerpo de la doble de Gal Gadot. No es precisamente la paja de la que me siento más orgulloso).

¿Por qué las hermanas deciden matar a Freddy cuando sería más valioso como rehén, o sea como cebo para sus hermanos? Porque sí. Porque todas las películas de héroes tienen que tener su escena de la trampa mortal sin supervisión de la que ya se chotearon bien fuerte en Austin Powers hace veinticinco años, y cuya existencia tiene como único objetivo conceder al héroe la oportunidad de fugarse, con o sin ayuda externa. Bueno, pero ¿por qué no os habéis currado otra escena menos estereotipada? Porque no. Y, llegados a este punto, ¿por qué coño sigue vivo el Mago cuando lo habíais matado en la primera ¡Shazam!? ¿No habíamos establecido que moría agotado después de dar poderes a Billy con sus últimas energías? Sí. Entonces, ¿por qué me estáis reescribiendo la anterior película sobre la marcha? Porque sí.

El Mago, que está vivo, cuando se suponía que estaba muerto, pasa de arrepentirse de haberle dado poderes al imbécil de Billy (¿«la sabiduría de Salomón»? Mis cojones peludos) a reafirmarse en su decisión a tiempo de que el héroe recupere la confianza en sí mismo para el clímax final. ¿Que por qué se produce ese cambio de parecer en el Mago cuando a lo largo de toda la película Billy no ha parado de darnos ejemplos de su torpe planificación y pobreza de juicio? Porque sí.

Darla doma al unicornio, la más peligrosa de todas las bestias, dándole Skittles. ¿Por qué? Porque sí. ¡Porque sí mi picha! ¿Por qué Darla somete al unicornio dándole caramelos, cagonsapitodios, después de que se nos haya dicho que sólo se los puede domar alimentándolos con ambrosía? Porque «product placement»... estoooo porque sí. ¿Por qué en ningún momento a lo largo de las más de dos horas de metraje los escritores se han tomado dos minutos para establecer que los Skittles son el equivalente moderno de la ambrosía? Porque no. ¿Por qué no comprendéis que esta escena no tiene sentido y que todo lo que la sigue es absurdo, gratuito, caprichoso y mongolizante? Porque no.

Como ejemplo de lo mal escrita que está esta película sólo añadiré que me he visto tres veces el final y sigo sin saber cómo coño mata Shazam a Calipso. «¡Es una batería!», dice, sosteniendo la vara del Mago. ¿El qué es una batería? ¿La vara del Mago, el árbol de la vida, la cúpula mágica invocada por Héspera, el dragón de madera, la propia Calipso o el implacable chichi de Riley Reid? E incluso aunque FOTG acertara a dejarme eso bien claro, que no lo hace, suponiendo que el elemento (escoge un ítem de la lista o sugiere otro) sea una batería, ¿y qué? ¿Cómo se propone utilizarla para derrotar a Calipso y por qué eso va a funcionar contra ella y otra cosa no?
(Y Billy Batson muere, pero sólo un poco, porque así tenemos la excusa de llevar su cadáver al Olimpo y que Wonder Woman aparezca como Devs ex machina y lo reviva con sus poderes porque sí, porque ole su renegrido chocho amazónico. Y que conste que a mí de Wonder Woman en general y Gal Gadot en particular me gustan hasta los andares, pero, de nuevo, se me ofrece una escena sin sentido. Quizá la propia Gal Gadot era muy consciente de esto, o quizá aún le duele la cancelación de WW3, y por eso ni se tomó la molestia de salir de Israel para rodar su cameo. Le grabaron la voz. Pegaron con CGI su cabeza al cuerpo de una doble y asunto arreglado).
Que conste que nos vale.

Es que no entiendo lo que estoy viendo, coño. ¿Es que Billy carga con sus superpoderes la vara del Mago, o carga la cúpula mágica, o usa la cúpula como amplificador para cargar la vara, o Riley Reid carga su potorro juguetón crujiendo vergajos frescos o qué mierda pasa? Tantos minutos de metraje explicando chorradas en vez de mostrarlas, o sea secuestrando la acción, tantos chistes sin gracia, y no habéis encontrado un momento para explicarme esto.

El guion de Fury of the Gods parece cocinado a medias. Falto de dos o tres buenas reescrituras, la lectura y notas de una docena de lectores profesionales y, quizá, una buena patada en el culo:

La comedia no hace gracia. Los chistes que en ¡Shazam! estaban integrados de manera congruente y natural en el argumento, aquí molestan y estorban.

La exposición es continua, repetitiva, cargante.

Los protagonistas, que en la primera película eran adorables, no se comportan como candorosos niños con superpoderes, sino como abúlicos deficientes mentales.

Las antagonistas son putos recortables. Simples plantillas de libro para dummies de «escribe un villano en diez pasos».

Los giros argumentales son putos plot devices. Todos ellos.

Las reglas de la ficción cambian cuando a los guionistas les sale del papo o cuando quieren huir de un quilombo en el que no deberían haberse metido.

Hay elementos atmosféricos metidos con tan poco oficio que parecen pegotes. La «Sala de las mil puertas» y la pluma ésa que lo sabe todo son puro Harry Potter, pero chirrían y hacen saltar chispas en contacto con el resto de la película.

Todas las cosas que funcionaban en la primera ¡Shazam!, aquí están ausentes o se desmigajan entre los dedos como hojaldre demasiado cocido o como la pelvis del varón promedio después de una noche de vicio y concupiscencia cargando las baterías de nuestra amada Riley. Fury of the Gods no tiene alma, no tiene trama y no tiene autor.
Riley a punto de cargar baterías.

Y eso convierte casi en un chiste la amenaza de huelga de los guionistas de Hollywood. «¡No podéis trabajar sin nosotros! ¡Si nos cruzamos de brazos sólo tendréis series de mierda y películas mal escritas!»

Como si fuésemos a notar la diferencia.

Mira si me da pereza comentar FOTG que para redactar la entrada he seguido casi punto por punto este vídeo de Filmento. Porque es que ni me merecía la pena el esfuerzo de currarme mis propios argumentos y estructura. Fury of the Gods cae en un trágico horizonte de sucesos, ni es una completa mierda nivel Zack Snyder o Wokenda Forever ni es una buena película propiamente dicha. Ni es Bepis ni es Conke. Es mediocre cuando podría y debería haber aspirado a la grandeza, y como producto mediocre sólo se merece una crítica mediocre, y eso es lo que ha recibido en Paratroopersdon'tdie.

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