domingo, 28 de abril de 2019

No todas las lágrimas son amargas

Aún tengo la piel de gallina.

¿Qué mierda puedo decir de Avengers: Endgame que no hayan dicho ya las personas que fueron a verla antes que yo? ¿Qué puedo decir que no os desgracie la experiencia? Porque casi cualquier cosa que os diga de ella será un espóiler.


Puedo decir que me arrancó más de una sonrisa.
(Y os lo suelto así, en caliente).
Puedo decir que me hizo derramar más de una lágrima.
(Puedo decir que medio cine lloró conmigo).
Puedo decir que me partí las manos aplaudiendo.
(Y no era el único).
No he tenido cuartel. Es una de las películas más exigentes emocionalmente que he visto jamás. Pasé de un momento de dolor a un sketch de comedia y de ahí a una escena de puro y duro fan service sin adulterar. Estoy roto.

Aunque me sigue pareciendo que Avengers: Infinity War es muy superior en ejecución, historia, carga dramática e intensidad épica, Endgame es quizá el mejor final que podíamos esperar.


Los Vengadores dedican el primer segmento de película a asimilar la derrota sufrida al final de Infinity War.

El segundo segmento se lo pasan intentando darle la vuelta a esa derrota.

Y el último segmento a la batalla más absolutamente BESTIAL que hemos visto jamás en una peli de superhéroes...y quizá en cualquier película, y eso incluye Infinity War.


«Bring me Thanos!» Ya un puto clásico.
Y cada uno de estos segmentos es prácticamente un largometraje distinto. Cada uno con su propio ritmo y arco argumental.
Que no, que Endgame no es perfecta, ni muchísimo menos.

Hay unos Devs ex machina gordísimos. Dos veces con la Capitana Marvel y una tercera vez con una puta rata. Y eso solo son los más evidentes.

No. No es una metáfora, ES una puta rata.

Al igual que en Ragnarok, de nuevo se cargan la dignidad de Thor, tras habérsela devuelto en Infinity War. Thor, que es un personaje sobrio, grave, de una intensidad shakespeariana, en Endgame vuelve a ser un payaso.

Tony Stark
sigue siendo el puto amo, gracias a Dios.

Pero la escena con la Gema del Alma no tiene pies ni cabeza. Si hace falta un sacrificio para conseguirla, ¿quién sacrifica el qué? Agujero de guión inmenso.

Menos mal que el Capitán América vuelve a ser el líder que los Vengadores necesitan.


Pero personajes que habían desaparecido en Infinity War aparecen de la nada en esta película. Y no me refiero a los que murieron con la decimation (el chasquido de dedos) de Thanos, sino a personajes que deberían haber aparecido en IW, pero no aparecieron (y no sabías qué coño había sido de ellos), y sin embargo reaparecen como por arte de magia. Y, además, reunen tantos héroes al mismo tiempo que muchos no tienen más que un cameo o, a lo sumo, un par de planos. Porque es que no cabía tanta gente en el encuadre.

Diez años de películas. Algunas maravillosas como la primera Iron man, Capitán América: El soldado de invierno, Black Panther, Guardianes de la galaxia o Infinity War. Otras aparentemente menores, pero extraordinariamente dignas, como la primera del Capi, las dos de Ant Man o Spiderman: Homecoming. Unas cuantas dolorosamente torpes, absurdas o abiertamente denigrantes, como cualquiera de las de Thor, salvo la primera, y las secuelas de Iron Man y Guardianes de la Galaxia.

Mierda, ¿cómo coño os recomiendo esta película sin reventárosla con espóilers?

Los tráilers no cuentan nada (como debe ser). Se lo han reservado todo para la película (como debe ser). Una película que no da tregua. Que voy a tener que ver más de una vez para asimilar toda la información que contiene, porque es que mi cerebro no daba para más.

(Y ésa podría ser otra crítica a la película: que está sobrecargada de trama, que es puto demasiado para procesarlo todo de una vez).
Sin embargo dura como tres horas y se te hacen cortas.

Joder, ¿cómo puedo haceros entender lo mucho que va a gustaros?

Esta película es el Avatar de los fans del cómic.

Es el El señor de los anillos de los amantes de los cómics.

¿Qué más necesitáis saber para ir a verla?

Alguien empuña el Mjolnir.

(Esto es la puntita de un espóiler. Perdón por metéroslo sin aviso).
Y ese alguien no es Thor, pero es digno. Y, en realidad, ya lo sabíamos.

Si tuviese treinta años menos, hoy sería el niño más feliz del mundo (y probablemente también estaría traumatizado, aunque no tanto como después de ver Infinity War). Pero soy el niño que se crió con aquella bochornosa serie de televisión de Hulk en la que Bruce Banner era Bill Bixby y Hulk era Lou Ferrigno. Pintado de verde. Y con aquel serial de Spiderman interpretado por Nicholas Hammond que... bueno... Dejémoslo.

Sí: mejor dejémoslo.
¡Dios, si fuese niño ahora, cuando la tecnología por fin me permite tener en pantalla a los héroes de mis cómics de infancia, tal y como siempre quise verlos!

Y no era así. Lo juro.
Avengers: Endgame lo tiene (casi) todo. Desde luego, tiene lo que era necesario para hacer que me sienta otra vez como un niño de doce años.

Los Vengadores ganan cuando parecía que estaban a punto de perder (otra vez).

El Doctor Extraño tenía razón: era la única manera.


Pero, para dejar bien claro que tomaban partido por el bando anti-Weinstein, los hermanos Russo han tenido que meter a patadas el momento Girl Power; y mira que a mí no me molesta el Girl Power, pero es que aquí está tan forzado que da como urticaria.

Y ya os aviso de que alguien muere para que los héroes ganen.

Porque, como en los cómics, al final los buenos ganan.

Aunque tengan que pagar el precio por su victoria.

Un precio del que eran dolorosamente conscientes.

Porque eso es lo que distingue a los héroes: son esas personas que están dispuestas a hacer el sacrificio que sea necesario para salvar vidas.


Por eso leemos cómics de superhéroes, y vemos películas de superhéroes; porque son la luz que nos guía. Que nos muestra lo mejor que podemos ser.

Porque en la vida real, los valores ya no se valoran (no pun intended) y los héroes raras veces ganan.


Por eso deberíais ir a ver Endgame.

Porque vais a reír como imbéciles.

Vais a llorar como niños.

Vais a aplaudir como lunáticos.

Vais a volver a sentiros como unos críos de doce años.

Vais a salir del cine con los ojos húmedos y una sonrisa de oreja a oreja.

Hoy he pasado casi tres horas con unos buenos amigos.


Y algunos de ellos no volveré a verlos más.

Pero el viaje que nos ha traído hasta aquí ha sido hermoso, a pesar de los baches.

Ha merecido la pena.

Y las lágrimas que he derramado por ellos no eran todas amargas.

Eso es, en realidad, lo único que realmente me fastidia de Vengadores: Endgame; que no me he podido despedir de mis amigos.

Que nunca sabrán cuánto he sufrido por ellos, y cuánto he disfrutado de sus aventuras, ni lo agradecido que les estoy por haberme permitido hacer parte del viaje con ellos.

Id a ver Avengers: Endgame.

De nada.

Hasta siempre.
 

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